
Calefacción radiante para talleres: calor dirigido para zonas de trabajo
Confort térmico inmediato sin pérdida de energía, incluso en espacios grandes no aislados
Calentar un taller o un área de producción puede ser todo un reto: grandes volúmenes, puertas abiertas, techos altos, zonas mal aisladas… En estas condiciones, los sistemas de calefacción tradicionales son poco eficaces. La calefacción radiante eléctrica, en cambio, calienta directamente los puestos de trabajo, a los operarios y las zonas críticas, sin necesidad de calentar todo el aire del edificio.
¿Por qué utilizar calefacción radiante en un taller?
La calefacción radiante funciona por radiación infrarroja. Difunde el calor de forma direccional, lo que la hace ideal para entornos industriales o artesanales:
- Calefacción localizada, sin pérdida en el volumen de aire
- Respuesta inmediata desde el encendido
- Funcionamiento silencioso, sin ventilador
- Instalación sencilla en estructura metálica o pared
- Bajo consumo al concentrarse en zonas específicas
Zonas aplicables
- Puestos de trabajo fijos
- Talleres mecánicos o de montaje
- Zonas de envasado o ensamblaje
- Áreas logísticas utilizadas ocasionalmente
- Oficinas de taller, salas técnicas o vestuarios sin calefacción
¿Qué tipo de calefacción elegir?
- Onda corta (IR-A): para zonas muy abiertas o expuestas al frío
- Onda media (IR-M): para calor suave en zonas de producción continua
- Montaje fijo o suspendido: según la altura del techo
Potencia recomendada e instalación
- Puesto individual (3–4 m²): 1.500 a 2.000 W
- Zona doble (2 operarios): 2.400 a 3.000 W
- Taller completo (según superficie): instalación modular con varios equipos por zona
Consejos de instalación:
- Montaje mural o suspendido a 2,5–3,5 m
- Inclinación orientada hacia la zona de trabajo
- Altura variable según configuración (nave, viga, altillo)
- Índice IP recomendado: IP55 o superior en caso de polvo o humedad
Ahorro energético y productividad
La calefacción radiante solo calienta las zonas ocupadas. Esto reduce el consumo, evita corrientes de aire y mejora directamente el confort y la productividad de los operarios, especialmente en puestos sensibles (precisión, soldadura, ensamblaje).
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